Una alegoría propuesta por el filósofo Zenón fue el teorema de Aquiles y la tortuga..
El planteamiento es simple: una tortuga y Aquiles (el más rápido de Grecia) inician una carrera. Aquiles deja una cierta ventaja inicial a la tortuga. Durante la carrera la tortuga recorre siempre la mitad de distancia que Aquiles.
He aquí la paradoja: Aquiles es rapidísimo, y se propone atrapar la tortuga, es decir, siempre irá donde ella está. Pero por muy rápido que vaya, la tortuga también camina. Cuando Aquiles llega al lugar donde la tortuga estaba, está ya ha recorrido unos pasitos de modo que no la alcanza.
Y así consecutivamente. La tortuga es una ilusión para Aquiles.
Es un bucle a un infinito, una asíntota paradigmática, algo que en la vida real nunca ocurriría pero sin duda existe en los conceptos filosóficos y matemáticos.
Es una paradoja entre un guerrero y una tortuga, como un cabello que siempre crezca, como la función logarítmica negativa, como una simple espiral cuyo centro nunca se define, como un frondoso bosque sin salida o como las ideas de la reencarnación al morir.
El recorrido de esta carrera es sin duda confuso, una línea extraña y misteriosa. Una línea frondosa, aunque no en el mismo sentido que la del título del blog. Gracias por leer.
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